Mucho se puede hablar sobre las grandes cualidades que un abogado debe reunir: dominio del lenguaje, facilidad para hablar en público, psicología, espontaneidad… Pero no siempre reflexionamos sobre las habilidades de las que debe disponer fuera del tribunal en su relación con los clientes. En Cantábrico Abogados nos gustaría solucionar este tema y aprovechar las siguientes líneas de nuestro blog para contaros algunas de las más importantes. ¡Comenzamos!

En concreto, nos gustaría resaltar una condición que nosotros creemos indispensable para el buen ejercicio de la abogacía: la accesibilidad. Sin ella, el servicio que se le pueda acercar a posibles clientes será siempre de menor calidad, corriendo el riesgo de perder su confianza.

Un abogado es una profesión que obliga a estar siempre localizables, ya sea en persona, por teléfono, mail o mensaje. La accesibilidad, de hecho, ha de ser tomada como una de las cualidades de un abogado más importante y relevante.

En nuestro despacho, gracias a nuestra experiencia, creemos firmemente que la cercanía es un requisito fundamental para el trabajo. Un abogado debe asumir el problema de su cliente como propio para conseguir que se olvide de él y brindar la mejor defensa de sus intereses.

Otras cualidades que un abogado debe reunir

La accesibilidad no es la única bondad que un profesional tiene que tener con sus clientes. La capacidad de generar confianza es otra virtud realmente interesante. Pero, ¿cómo se puede conseguir? Principalmente, podríamos afirmar que ha base de exhibir sinceridad e integridad. Exponer de forma clara y realista la situación, así como la manera de proceder o las posibles salidas se antoja básico en nuestro día a día. En ocasiones, esta tarea implica afirmar qué casos se pueden ganar o perder.

Además, un buen abogado debe asumir también una alta dosis de responsabilidad, pero, a la vez, ser cercano y disponer de capacidad para preocuparse de verdad por los inconvenientes de nuestros clientes.

En último lugar, no podríamos olvidarnos de otras virtudes necesarias, como la capacidad para discutir, persuadir y negociar, tres pilares fundamentales del día a día de cualquier abogado. De hecho, se tratar de la base de este oficio. Eso sí, no hay que confundir la capacidad para discutir con gritar, ni enfrentarse a nadie, sino más bien saber mostrar la opinión o defensa de un cliente de forma coherente y ordenada, con capacidad de contrastar los argumentos de la otra parte.

La persuasión tiene mucho que ver con la capacidad de argumentar de manera sólida y sin fisuras. En cambio, la negociación implica una personalidad conciliadora.